las mujeres que fuman son sexy
Se encontraron a la salida del edificio y cada una encendió su cigarrillo. Un suspiro lleno de humo hizo que se mezclaran las dos bocanadas desesperadas por tener que empezar su jornada laboral. Era lunes por la mañana y tenían unos minutos antes de empezar. Conversaban como unos dinosaurios hablando mal de los humanos. Sus gestos y los años de teclear aburridas reuniones de trabajo, habían entumecido sus extremidades superiores y se parecían al tiranosuario Rex que contrastaba su voluminoso cuerpo con unas ridículas manitas.
Esas bocanadas y las conversaciones personales que podían tener eran lo único que les devolvía su condición de humanas. Y el fumar, definitivamente el fumar. En el fondo sabían que era lo único que tenían completamente para sí. Los Lunes, una de ellas podía faltar, pero la media cajetilla con la fosforera metida ahí mismo, jamás. El asedio del mundo externo y familiar las había endurecido en su vicio y fumaban en las afueras de las casas, edificios, balcones, ventanas y cada una de ellas sabía que no era necesario jurar que iban a fumar hasta morir.
Esas bocanadas y las conversaciones personales que podían tener eran lo único que les devolvía su condición de humanas. Y el fumar, definitivamente el fumar. En el fondo sabían que era lo único que tenían completamente para sí. Los Lunes, una de ellas podía faltar, pero la media cajetilla con la fosforera metida ahí mismo, jamás. El asedio del mundo externo y familiar las había endurecido en su vicio y fumaban en las afueras de las casas, edificios, balcones, ventanas y cada una de ellas sabía que no era necesario jurar que iban a fumar hasta morir.
Comentarios
morir es vivir para fumar
vivir para fumar y fumar es vivir
vivir es morir y es fumar y esfumar
y esfumar