el amor y la cerveza

Las uñas de los pies le habían crecido bastante, podían rasgar las medias. Pero no pensaba en cortárselas. Era claro que no tendría sexo, exactamente como los últimos meses. Entonces pensó que tal vez podría descargar esa energía dedicándose al trabajo y trabajar y trabajar hasta llegar al placer casi sexual.

Sin embargo resultó que beber facilitaba mucho más el asunto. Tuvo terror al pensar que tal vez su esposa lo podía descubrir y acto seguido se rió a carcajadas. A veces se puede escoger entre reír o llorar y la situación no varía en lo absoluto.

Siempre se sabe todo, fue la conclusión con la que Bob salió del cuarto, la conclusión que la masticó mientras se duchaba, y conclusión que se la tragó. Estaba a punto de salir de la casa y la conclusión finalmente lo llevó al retrete. Todo se sabe, repitió. Y otra vez el escalofrío le recorrió la espalda.

Algunos dicen que eso causa también el amor.

Fue a la nevera y agarró una cerveza, agradeció ser un hombre y tener una cerveza en su nevera. Cuando se bebió el primer trago supo que eso también era el amor y entonces cantó un aleluya que lo canturreó hasta llegar al viejo lugar de música repetitiva pero increíblemente eficaz a la hora de acelerar la borrachera.

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