las rayban falsetas

He aprendido a mirar desde abajo hacia arriba. Creo que es el resultado de una personalidad que oscila entre el irrestricto menosprecio autodirigido y el delirio de grandeza. Ambos me llevan al cielo y al infierno. Pero este mirar torcido es calculado. Quiero que resulte como un gancho al hígado, abrir la guardia del contrincante a codazos para plantarle un par de escupitazos con los ojos, o un prometedor i wanna fuck you like an animal. En todo caso si esto de la ciudad, la vida y el día a día es una guerra, yo ya tengo mi cóctel, mi molotov y mi trinchera. Si, mi trinchera es la oscuridad… una porción de clandestinidad materializada en cristales negros que como escudos uso devotamente sobre mis ojos. Desde ahí disparo y aguanto el golpe del sol, de la calle y de los otros que andan con miradas igual de armadas.

Hay que ver si a veces el sol no sale sólo porque es una decoración más en este escenario de violencia y de silencios insoportables. A veces sólo necesitamos algo más de luz para poder caer más fácil en los precipicios que nos asaltan a cada esquina. Y para que todos podamos vernos mutuamente deambulando de tumbo en tumbo, tratando de armar fugaces teorías de sabiduría con dudosas aspiraciones de superación personal. Nadie aprende nada y los mismos errores se cometen una y otra vez. Los optimistas a eso le llaman vida, otros sobrevivir.

Por eso, tal vez hay que moverse como si las paredes se estuvieran cayendo, como si el asfalto fuera lava y las habitaciones cámaras de gas. Así, uno no deja de entrar y salir del ring más inesperado, dar dos patadas, recibir una paliza y no salir noqueado. Aprendiendo a tragar sangre, moler dientes y bailar desesperadamente.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
15 minutos para darte la razon
diegoncia ha dicho que…
bycelsuenas a Burroghs
http://www.mediafire.com/?bqxbzqoxwkv

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